Sonia Barbosa, una motera casi por casualidad que a día de hoy, cuenta con un recorrido envidiable. Sin esperarlo, las dos ruedas cambiaron el rumbo de su vida.
Aunque no pretende serlo, se ha convertido en un ejemplo de referencia en el mundo motero. Su vuelta al mundo en moto y solitario, no deja indiferente a nadie. Somos muchos y muchas los que nos sentimos reflejados en su historia, y aunque avancemos a un ritmo diferente, Sonia siempre nos recuerda que TODO es posible si crees en ti.
A continuación, os dejamos con Sonia y sus ganas de ver el mundo…
Empecé en el mundo de la moto hace 12 años, cuando una amiga me invitó a ir con ella a Ourense un fin de semana y me fui de paquete. Me gustó tanto la sensación que cuando llegué me apunté a la autoescuela.
Paso muchas horas “encerrada” en un autobús y coger después la moto me da libertad. La carretera es mi oficina. Paso de ser el más grande a ser el más débil.
La vuelta al mundo surgió en el año 2017 después de leer un artículo de Miquel Silvestre donde planteaba este proyecto para gente como yo, que tiene un mes de vacaciones al año y lo dedica a viajar. Acababa de llegar de Alaska y pensé que sería una excelente oportunidad de lograr un sueño que creí inalcanzable y superarme personalmente.
Sin duda mi baja estatura y que nunca anduve en moto con anterioridad, con lo cual tuve que aprender a coger equilibrio. Lo de la estatura lo arreglé modificando la moto y lo del equilibrio con mi amiga. Pintábamos un par de rayas blancas en el suelo y yo, con una Yamaha Special 250, trataba de ir hacia ella (que se encontraba al final de las dos rayas) con la mirada y sin sacar las ruedas del medio de las dos rayas.
Las “no carreteras” como yo las llamo de Siberia fueron bastante complicadas. Requieren un nivel de conducción exigente que yo creí que no tenía.
Un país que me supo a poco fue Rumanía, tanto por sus paisajes como por sus gentes.
No me gusta dar consejos porque soy bastante desastre. Nunca organizo nada, duermo donde cuadre, no planifico las jornadas,..No soy el mejor ejemplo de organización. Suelo ir mucho “sobre la marcha”. Tanto que conseguí entrar en Rusia sin visado.
No viajo nunca sin una libreta y un boli. Mis libros están escritos “in situ”. Son diarios y eso les da un valor increíble puesto que las descripciones de paisajes, personas y, sobre todo, lugares, son mucho más veraces.
Me encanta la naturaleza. Soy feliz en la montaña. Un día salí de trabajar, cogí mi saco y me fui a dormir a los lagos de Covadonga. Fue una experiencia única e inolvidable. Aunque viajo lejos, NUNCA me olvido de lo que tengo al lado de casa que es mucho y muy bueno. Me sentí muy afortunada porque es un lugar visitado por miles de personas y yo lo tuve para mi solita esa noche. Además, tuve la suerte de que había luna llena. No lo olvidaré nunca.
Como bien dices, es un diario de la primera etapa de la vuelta al mundo. Escrito día a día en un viaje que, sin duda, me marcará para siempre. Una alocada planificación realizada en plena pandemia. No se puede pedir más aventura. Cuando mucha gente no se atrevía a salir de su comunidad autónoma o su país, yo comencé la vuelta al mundo. Tenía 12 años la primera vez que dije que algún día escribiría un libro. Tardé 30 en escribir el primero; “Alaska, en moto hasta la Última Frontera ” y ya llevo seis y estoy escribiendo el séptimo.
El objetivo más inmediato es finalizar la vuelta al mundo realizando la siguiente etapa: Vancouver-Nueva York y de ahí bajaré a Sudamérica para hacer Patagonia y llegar a Ushuaia.
Tengo Facebook, Twitter, Youtube, Instagram y a través de Grupo Motero quienes quieran apoyarme pueden adquirir mi merchandising (camisetas, pegatinas…)
Hasta aquí, las palabras de Sonia Barbosa, una vida descrita en kilómetros de fuerza, coraje y positivismo. Aventurera de nacimiento, viajera de vocación y motera de corazón, está consiguiendo todos los objetivos que se propone. Aquello que empezó por casualidad, se ha convertido en su motor principal.
Sonia, ¡enhorabuena por tu andadura!. Porque nada te detiene, dedicación y perseverancia para conseguir vivir la vida soñada.
Muchísimas gracias por dedicarnos tu tiempo. Tu historia evoca posibles y nos invita a soñar despiertos.
Gracias por enseñarnos tu mundo desde la humildad y la ilusión.
¡Seguimos tus rodadas!. ¡Buen viaje, compañera!.
