Julio de 2014, comienzan los preparativos…
El Passo Stelvio, en Italia y el Grossglockner, en Austria, serían los epicentros de nuestra aventura. Dos carreteras de altura que supondrían un gran reto para nuestra entonces, compañera de faena, una Suzuki Intruder C800.
Tres semanas y una previsión de más de 5.000 kilómetros para saciarnos de asfalto. Teníamos depositada mucha ilusión en este viaje, nuestro primer gran viaje cruzando fronteras a lomos de las dos ruedas. Ilusión mucha y nervios… la cuantía ascendía según se iba acercando la fecha.
A principios de Agosto, llegó el esperado día. Acompañados de nuestro gran amigo Iker y su preciosa Triumph Tiger, arrancamos motores y fijamos rumbo.

Recorrido planificado, alforjas repletas de “por si acasos”, bolsa sobre-depósito, pulpos, cinchas, chubasqueros, reflectantes, botiquín, embutido, alguna herramienta, la carta verde…creíamos tener todo bajo control.

“por si acasos”
Imaginábamos que el inicio sería complicado. Dos días de extensa autopista para poder avanzar, la diversión no nos acompañaría. Sin embargo, lo peor no fue la monotonía. Una sofocante ola de calor no quiso perderse nuestra aventura. Francia nos lo estaba poniendo difícil, sus elevadas temperaturas provocaron más agotamiento que disfrute.
Nos gusta la planificación, y casi siempre realizamos las reservas de los alojamientos previamente. A pesar de que pueden ocurrir contratiempos, nos funciona bastante bien este sistema, ahorrándonos un valioso tiempo durante el viaje. Elegimos las estancias por su ubicación, principalmente y su garantía de cancelación. En esta ocasión, fue un gran acierto. Solo nos preocupábamos de avanzar, llegar al hotel y descansar, sin gastar energía en búsquedas que desde Pamplona ya estaban hechas.

Sin desvíos, apertura de 24 horas y servicio de comida
Los dos largos días de monótona autopista para llegar a nuestro primer destino en Italia, merecieron la pena. Lazise, en el lago Di Garda, es un lugar que invita a disfrutar. Nosotros nos quedamos con su paisaje, pero también es una buena opción como ambiente turístico.

Tres noches allí para visitar los alrededores del lago y subir el famoso Passo dello Stelvio. Esta intrépida carretera era la culpable de nuestra visita a Italia, nuestro principal objetivo estaba a punto de cumplirse.
Quizás os parezca exagerado, pero la noche de antes nos costó conciliar el sueño. Estábamos tan entusiasmados, que la cabeza no dejaba de imaginar. Al levantarnos, sabíamos que nos esperaba una jornada para recordar…

¿Recordáis con qué moto fuimos? ¡La aventura estaba asegurada! Horquillas de vértigo para poner a prueba las plataformas de nuestra Custom. Roce por aquí, roce por allá, alguna chispa incluida y… a nuestro ritmo, llegamos a la cima. Un lugar conquistado por bicis y motos pero, sorprendentemente, éramos la única Custom.

Orgullosos por la proeza (así es como nos sentíamos) nos dimos el homenaje de degustar el típico perrito caliente buceando en kétchup del lugar. El esfuerzo, el hambre y la emoción, se unieron en una combinación perfecta para que nos pareciese un auténtico manjar.

Después de comer, con la energía recuperada, nos enfrentamos al Passo Di Gavia. A pesar de que el estado del asfalto era bastante mejorable, el entorno no dejaba de sorprendernos. La carretera bordeaba las montañas en un intento de entremezclarse con la naturaleza. Si controlas tu vértigo, sin duda, disfrutarás.

La adrenalina cumplió su función, manteniéndonos activos durante la jornada. Pero el agotamiento se hizo fuerte al conseguir los dos objetivos del día. Como imaginaréis, esa noche descansamos de maravilla.
Al día siguiente, avanzamos hasta la frontera con Austria. Poco antes, siguiendo con nuestros “por si acasos”, decidimos comprar la Vignette, necesaria para transitar por las vías rápidas en ese país (5,40€ por 10 días). Le dimos muy poco uso, pero el suficiente para que valiese la pena su adquisición. En los Alpes, cuando llueve, el cielo parece caerse y entonces, esa vía rápida resulta la mejor opción.

Durante dos días, nos unimos a otro gran amigo moto-viajero, Aingeru, que avanzaba hacia Yugoslavia con su Kawasaki Vulcan 900. Coincidíamos por la zona y juntos, visitamos los alrededores de nuestro primer destino en el país austriaco; Obsteig, una población tirolesa.

Al día siguiente, madrugón. Nos esperaba nuestro principal objetivo en Austria, la subida a la montaña más alta del país. Cuando buscas que tus viajes tengan atractivo motero, el Grossglockner es un clásico. Una carretera Alpina de 48 kilómetros con 36 curvas y vistas increíbles. Todo lo que buscas está ahí, bajo tus dos ruedas.

Un asfalto preparado para el disfrute y varios servicios en el trayecto hacen que merezca la pena pagar por el acceso (27€ para motos).


El recorrido asfáltico te lleva casi hasta lo más alto (2.504 m), pudiendo coger un funicular para acceder a la lengua del glaciar. Ya que estábamos allí, no podíamos dejar pasar esa oportunidad.

Estaba resultando la jornada perfecta hasta que, nuestra “Intruder” comenzó a oler a barbacoa de aceite y goma. ¿Sería por suciedad?, ¿demasiados puertos de montaña? o ¿una avería se avecinaba?
La revisamos, la limpiamos y no encontramos nada sospechoso, la moto seguía adelante y nosotros también.
Al día siguiente nos dirigimos a Admont, donde visitamos su espectacular biblioteca de cuento, un lugar lleno de magia. Te guste la literatura o no, una parada recomendada. Sin duda, la biblioteca más especial que habíamos visitado hasta el momento.

Aprovechamos la estancia para descubrir Hallstatt, calificado como el pueblo más bonito de Austria. Tuvimos que conformarnos con las imágenes de internet, una niebla espesa nos impidió disfrutar de sus vistas en directo.

Debido al mal tiempo, decidimos optar por un plan de interior y así, conocimos su famosa mina de sal (Salzwelten). Ataviados con unos buzos mineros, caminamos por sus túneles, nos deslizamos por sus toboganes de madera y disfrutamos de un paseo en tren. La visita se concluyó obsequiándonos con un botecito de sal que desde entonces, nos acompaña en nuestras rutas.
Comenzamos un nuevo día con la intención de llegar a la capital. Pero antes, una dura y necesaria visita nos esperaba, el Campo de Concentración de Mauthausen. Recorrimos aquel lugar con las emociones a flor de piel, sin poder evitar llenar nuestras cabezas de porqués sin respuesta.

Una vez más, el casco fue testigo mudo de nuestros pensamientos y la moto la aliada perfecta para combatir nuestra rabia.
Esa tarde, llegamos a la capital. Normalmente, no solemos visitar grandes ciudades, pero la arquitectura y los espacios verdes de Viena nos llamaban la atención.

Cambiamos las dos ruedas por las zapatillas y nos involucramos en una ciudad guiada por el arte y el cuidado por lo natural. Viena te cautiva, te invita a soñar al compás de su música. Nos gustaron muchas cosas de esta gran ciudad pero, simplificando, resaltaremos la que más nos impactó. La Casa de las Mariposas, junto al Palacio de Cristal. La realidad superó nuestras expectativas. Cientos de mariposas de diversos colores, en un espacio combinado, dan como resultado un ambiente irreal y vivencial al mismo tiempo.

Tras dos días en la capital austriaca, comenzamos el recorrido de vuelta a casa cruzando de nuevo la frontera hasta llegar a Venecia. Una bonita ciudad con más de cien canales pero demasiados turistas. Para nosotros, que huimos de las multitudes, nos resultó complicado encontrar su auténtica esencia. Posiblemente, fuera de la temporada de verano, hubiésemos apreciado más los encantos de la ciudad.

El siguiente objetivo fue Florencia, al que llegamos recorriendo la Toscana. A pesar de ser igualmente turística, la ciudad nos conquistó por su arquitectura. Optamos por recorrer libremente sus calles, sin obligaciones sobre aquello que «debíamos» visitar, sin largas esperas por acceder a sus clásicos. Callejear, degustar sus tradicionales helados o simplemente sentarnos y observar. Así es como turisteamos por Florencia.

Nuestra previsión era visitar Pisa pero, la moto continuaba con ese olor a barbacoa y el clima, tampoco ayudaba. El calor en las carreteras italianas incrementó nuestra decisión de optar por no continuar nuestras andaduras por el país. A medida que subían los grados, aumentaba nuestro miedo por una avería. Pisa tendría que esperarnos para otra ocasión.
Con rumbo de vuelta a Pamplona, de nuevo, dos días de autopista sin demasiados contratiempos. Cargados de experiencias, la vuelta resultó más amena de lo esperado.
Un gran viaje que recordamos de manera especial, nuestro primer viaje eliminando fronteras sobre las dos ruedas.

Austria, un país que te lo pone fácil. Compañeros/as de las dos ruedas invaden sus cuidadas carreteras de montaña, sintiéndote acompañado en cada tramo. Un país que continuamente da la bienvenida al turismo en moto, ofreciendo importantes ventajas a nuestro sector (descuentos, menús especiales, aparcamientos gratuitos…). En definitiva, un destino más que apetecible para visitarlo sobre las dos ruedas.
En Italia, atravesar los campos de la Toscana y recorrer sus reviradas carreteras alpinas, son experiencias que siempre quieres repetir. De hecho, os avanzamos que hemos continuado visitando el país en futuros viajes que iremos narrando.
Seguimos enamorados de aquel primer gran viaje por Europa, 5.940 kilómetros de emocionante aventura que siempre recordaremos con una sonrisa.

Hasta aquí, un rinconcito de nuestra historia, ese viaje que permanece en nuestra memoria. Ese tiempo vivido y ahora, tiempo compartido.
Si necesitas más información sobre este viaje, ponte en contacto con nosotros. Si podemos ayudarte, lo haremos y si no, investigaremos juntos.
18 respuestas
Buena cronica compañeros. Me ha engachado. Este que describis quiero que sea mi viaje este año. Ojala pueda cumplir este sueño que tengo si el virus nos lo permite. Un abrazo!
Ojalá puedas cumplir tu sueño, es un gran viaje. Estamos seguros de que lo disfrutarás. Si podemos echarte una mano con algo, ya sabes…aquí estamos. Es un viaje que recordamos con mucho cariño. Muchas gracias!
Esa Intruder….
Aquellos años de hierro, cromado y cuero…
Que recuerdos me trae veros por allí.
Menudo pedazo de viaje!!!!! Yo he hecho parte, pero así completo todo junto debió ser un auténtico disfrute. V’sssss compañeros.
La verdad es que sí. Además nos dejó esos recuerdos de la primera vez, el primer «gran viaje» fuera de España.
Compre la Fazer, mi primera moto grande en febrero, en mayo estaba en el Stelvio surcando sus curvas y disfrutando de Suiza y Alpes franceses e italianos… Que gran viaje!
Unos meses para hacerte a ella y pedazo de viaje ¡Claro que si! Nosotros a Suiza fuimos después, ya os lo iremos contando. 😉
Ohhh que bonito viaje me ha encantado
Ojala fuera yo tan aventurero aunque creo que con la bicicletilla mal plan llegar hasta alli
Gran viaje pareja, bonitos recuerdos teneis juntos surcando las carreteras!
Sois muy grandes
Jeje gracias Andoni, el grande eres tú. Todo llegará, otra moto, viajes más largos… Y que alguno sea con nosotros 😉
Brutal reportaje. Y envidia sana. A ver si algún día puedo yo ir tan lejos aunque el stelvio con la Fury no sé yo que tal….
Claro que podrás ir, esto no va a durar para siempre. ¿Con la «Fury»? ¡Aún más reto!
Bueno… con la Fury llevo recorridos 90.000km y gran parte de ellos con la casa acuestas…pero en solitario.
Ahora que somos dos me falta sitio para equipaje.
Por lo pronto, a ver cuando acaban ésto y podemos vernos. ✌
Joeeee me han entrado ganas de salir ya mismo para alli.
Danos media hora, que preparamos equipaje y pasas a buscarnos 🙂
Que envidia pareja, el Stelvio es un viaje que tengo pendiente…algun dia podre ir…
Si lo tienes pendiente… lo harás!! Sólo tendrás que buscar el momento para disfrutar de cada «horquilla».